martes, 4 de febrero de 2014

Mater amantísima

Mother with Child, de Quincy Verdun

No sé a ustedes pero a mí me llama la atención que cuando una mujer famosa tiene un hijo, lo más importante que ha hecho en su vida ha sido tener ese hijo. Pero solo por ser madres no conocemos a, pongamos, Paula Echevarría o Elsa Pataky, las conocemos porque son actrices.

¿A qué viene esto? Pues a que en mi opinión hay mucha mitificación en torno a la maternidad. Si eres madre se espera de ti que seas madre a tiempo completo y si no, la culpa te roerá el corazón por los tiempos de los tiempos. Tu cuñada, tu hermana, tu suegra o tu madre se ocuparán de hacerte saber lo mala madre que eres.

Y si tienes un hijo con una enfermedad especialmente invalidante la sociedad espera que la madre le dedique su vida, se olvide de sí misma e incluso de sus otros hijos y de su pareja. Esa madre debe ser una madre-coraje, una mater-amantísima. Y, ojo, no digo que una no pueda serlo, solo digo que debería poder elegir.

Así las cosas, es tentador ponerse el traje de víctima y recibir la compasión y la admiración de los demás. Será un viaje por el lado oscuro de la luna con ese hijo que nos ha tocado en suerte, tendremos una vida con sentido, tendremos algo a lo que dedicar nuestro afán de cada día, pero creo que esa dedicación absoluta no es buena. No es buena para el hijo ni para la madre, ni por supuesto para otros hijos si los hubiera.

Como sociedad no deberíamos premiar esos comportamientos de sacrificio materno-filial porque se convierten en tóxicos para todo el entorno familiar y generalmente, ni siquiera consiguen "salvar" al hijo al que se entrega la vida.


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