miércoles, 26 de febrero de 2014

Soltando amarras

Mujer con un vestido amarillo, de Max Kurzweil

Querido X:

J sigue con su novia, es abandonado por su novia, la recupera, se ralla, ella suelta el cabo que los une, J vuelve la vista hacia otro lado y entonces ella retoma la cuerda, tira con fuerza, todo vuelve otra vez a su ser. J se desespera un poco, pero solo un poco, porque siempre está disponible para ella. Viene con grandes marcas de chupetones en el cuello y parece que le gusta que ella le marque, ¿tal vez porque significa que tiene dueño? Es transparente y es un enigma a la vez. 

He decidido soltar amarras, no consigo nada intentando controlarle, mantener su vida en un estándar aceptable, no hago más que luchar contra él. Voy a dejar de buscarle trabajo, de buscar formación, de ser yo la que acuda a la siquiatra por si él no va, de pedir disculpas a todo quisqui, de hacer bizcochos a diestro y siniestro para ablandar voluntades. 

Tal vez las cosas sigan igual, tal vez vayan peor (la verdad es que me parece demasiado ingenuo pensar que pueden ir a mejor), y si van peor es preferible tocar fondo cuanto antes. Perpetuar esta situación de "yo construyo, él destruye" no conduce a nada. 

No me resulta fácil, si estuviéramos hablando mi voz me habría traicionado, debería buscar un emoticono que se emocionara para transmitir el tono de voz a estas líneas, pero creo que debo hacerlo. Hay momentos en la vida en los que hay que modificar nuestro comportamiento y creo que este es uno de ellos. En fin...

Sigue con salud.

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